grana, que no añil;
mejillas rosadas unos,
otros semblante pálido.
Cada copa,
tina de sensaciones;
cada gota,
ondas de aroma;
cuando brincas,
oleaje de lagares.
Vides de canicas traviesas, ya néctar,
juegan en las bodegas
de una villa encantadora;
hijitas del sol, celosa la luna.
Casta fresca y añeja,
entinta tierra canguesa,
no se derrama
como en guerra;
desemboca en las
entrañas del feliz.
Festejemos el nacimiento
como princesa de cuento;
alcohol el infante.
Vino, fruto del mimo,
San Roque padrino,
mecenas el borracho,
pueblo testigo.